martes, 17 de julio de 2012

Obsolescencia Programada

Bombilla eterna

¿Eso, que es lo que es?

Se conoce como obsolescencia programada o planificada a “la programación del fin de la vida útil de un producto para que se vuelva viejo, no funcional, inútil o inservible después de un tiempo de vida calculado de antemano por el fabricante durante su fase de diseño”.

Espero no ser yo solo quien se extrañe de lo poco que duran los aparatos eléctricos y electrónicos de un tiempo a esta parte. Por poner un ejemplo facilón, hace no muchos años, comprabas una bombilla de 100 o 60 w y te duraba hasta aburrirse; el gasto en bombillas de una casa resultaba mínimo, por no decir ridículo.

Una vez metidos en Europa y por aquello de cumplir con las Directivas protectoras del Medio Ambiente y del Consumo, nos vendieron la moto de las lámparas de bajo consumo, mucho más eficientes y duraderas que las de toda la vida (y mucho más caras). ¡Mentira de las gordas!, se funden incluso con más frecuencia que las incandescentes de toda la vida y encima no sabes donde tirarlas de lo muchísimo que contaminan.

Hace tres días acabé con un paquete de 10 bombillas de 100 w, de las normales, y que han durado escasos seis meses (ni a bombilla por mes). Un poco molesto por la fragilidad de las incandescentes, me fui a reponer material a la tienda de mi “lamparero” de cabecera, quién ante mis quejas por la corta duración de las bombillas, me soltó:

-¡Qué quieres, para lo que pagas por ellas!

Y se quedó tan fresco. Luego me explicó que los fabricantes ante la escasa demanda de producto de calidad (más caro), han optado por fabricar un producto de “tente mientras cobro” y si te gusta, bien, y si no, también.

Chip de impresora

Y si esta política la extrapolamos a todo chisme que tenga que ver con la electricidad o derivado del petróleo, nos encontramos con la obsolescencia programada por el fabricante, de modo que el producto va a fallar en algún momento, sí o sí, obligando al consumidor a comprar otro para reemplazarlo y comenzar nuevamente el ciclo. Y a ser posible, nada más finalizar la garantía de los dos o tres años a que están obligados por ley.

Esta maquinación empresarial no es nueva, pues el concepto se desarrolló por primera vez entre 1920 y 1930, y se correspondía con un nuevo modelo de mercado: el de fabricación de productos que se vuelven obsoletos de manera premeditada. Su objetivo fue y es, el lucro económico inmediato, sin que tengan ningún valor el cuidado y respeto del medio ambiente ni del ser humano, porque cada producto que se vuelve obsoleto, supone contaminación al deshacerse de él.

Se predetermina la  vida de los aparatos electrónicos. Los chips suelen estar hechos de silicio, germanio o selenio, con puntos de fusión más o menos bajos. En muchas ocasiones basta colocarlos al lado de una fuente de calor, como la batería, para acortar la vida de los mismos.

Así que ya sabéis, por mucho que cuidéis el móvil, la lavadora, el ordenador, el i.pad, la impresora o el automóvil, este cascará cuando menos te lo esperes, por arte y gracia de la condenada sociedad de consumo, que además de tenernos esclavizados, nos exprime y nos engaña desde que abrimos los ojos hasta que soltamos la pasta.

¿Estaremos nosotros también programados para quedarnos obsoletos a las primeras de cambio?

Me temo que sí. ¡Así que a vivir, que son dos días!

Para saber más: Obsolescencia programada    Fotos: Internet

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