viernes, 1 de marzo de 2013

Sede Vacante

El sitio está vacío. Adiós


Un poco huérfanos sí que nos hemos quedado. Los católicos, digo; más o menos practicantes, nos hemos quedado descolocados con esta renuncia del Santo Padre a seguir pastoreando su díscolo rebaño en primera persona.

Este Papa ha dado más que hablar en quince días, que en ocho años de pontificado. Me refiero claro, al saber y entender del común de los mortales, o sea, al mío. Otro cantar será lo que haya ocurrido en los entresijos de la Iglesia durante estos años y que no ha trascendido los muros vaticanos. Ahí dentro seguro que sí se ha hablado y mucho de lo divino y de lo humano.

Aquí fuera lo que se valora son los gestos, las imágenes... Y la imagen más repetida ha sido la del Papa despidiéndose de unos y de otros y repartiendo recaditos a diestro y siniestro, -que seguro más de un siniestro se habrá dado por aludido- y esa otra ascendiendo a los cielos en un helicóptero blanco, cuasi transportado por el Espíritu Santo a su última morada.

Puestos a la simbología y repantingado en mi sillón del que no me moví durante la histórica transición del Santo Padre, me vino el recuerdo de la película de Tom Hanks, Angeles y Demonios (esa en la que cuentan un complot urdido  dentro del Vaticano por el Camarlengo para liquidar al Papa y hacerse con el trono de San Pedro y que no lo consigue por los pelos, y Tom Hanks, claro), cuando en pleno clímax de la acción, el heroico Camarlengo agarra la bomba de antimateria y se sube al helicóptero para alejar el peligro en un ascenso vertiginoso y al poco, regresa en paracaídas entre el entusiasmo del respetable por su acción y a pique de que lo nombren nuevo Papa por aclamación.

Y no, no voy a caer en comparaciones más o menos afortunadas entre la película y la realidad, porque sería dar pábulo a las barbaridades que estos días se escuchan en los medios (y en los tercios también). Pero sí diré que un Papa que ha puesto en su sitio a más de un cardenal y a más de un obispo, que ha fijado y dado esplendor a la doctrina de la Iglesia, que ha arreglado el catecismo, que ha pedido perdón por los pecados de otros, y que se ha ido cuando ha dejado de encontrarse útil para su misión, ha demostrado tenerlos bien puestos y ser digno, cuando menos, del respeto y la admiración de los creyentes (y de los demás también)

Adiós, Papa.

2 comentarios:

  1. En realidad, el de Ángeles y Demonios es una elucubración poco real.

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  2. Olé Fernando, a mi no me trasmitia mucho pero desde luego, se ha ganado con esta actuación tan valiente todo mi respeto y mi confianza.
    **SYLVIA A.**

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