sábado, 16 de enero de 2016

Sin Fronteras


Hola Magüi querida, hace unos días, pasando una vieja película a DVD, ya sabes, la memoria familiar, me encontré con un retazo de esa historia que entre todos vamos tejiendo, en la que ejercías de monitora de piragua en Los Alcázares, creo; y entre tus alumnos, aplicada como siempre, tu prima Blanca paleaba con determinación entre sus compañeros en la demostración final de sus habilidades tras el cursillo. Y al acabar la exhibición, todos los chiquillos, sin excepción, se abalanzaron sobre ti revolcándote en el agua, mientras tú disfrutabas y te dejabas hacer...

¡Hay que ver lo que te gusta el agua! Lo mismo te da un palmo y medio en el Mar Menor, para palear con tu tabla, que nadar entre delfines, que bucear en las aguas de Carboneras, o donde se tercie, que disfrutar en aquel balneario del Mar Muerto, en el Movenpick, que parecía la antesala del Edén. Emergías del agua como una sirena radiante, con tu sonrisa franca y esas cejas en forma de chevrón que tanto nos divierten y que le dan expresión a tu cara.

Con este amor al agua, no es de extrañar que te vinieras a vivir cerca de ella. La mar te necesita a ti tanto como tú a ella, por eso antepusiste tu necesidad vital a cualquier otra consideración que para otros pudiera ser más racional. 

Nos guasapeamos no hace mucho, y ahora parece que el rooming ese no nos deja comunicarnos, por eso te escribo a lo tradicional, que nunca falla. Y te escribo para darte la razón, ya sabes, cuando empezaste a mandar curriculum para dar clase en colegios. ¿Te acuerdas que cuando me lo mandaste para hacerlo circular, con mi impertinencia habitual, te sugerí que cambiaras la foto por la que tiene la abuela en su salón porque te veía más guapa, y lo hiciste para contentar al pesado de tu tito? ¿Te acuerdas de la convocatoria que te envié para la oposición del Cuerpo de Intérpretes y Traductores del Estado, pensando que eso "te lo sacabas tú con la gorra"? Y me contestaste que te estabas matriculando a distancia en Magisterio para opositar en tres años y sacártelo con la gorra, porque los niños te tiran más. 

Eso ya lo tenía que saber yo sin que me lo recordaras, lo llevabas impreso en la cara mientras te revolcaban por el agua tus chicos de las piraguas, tantos años atrás. Los niños, el agua...


Siempre he sabido que me quieres mucho, bueno, no solo a mí, también quieres a tu universo familiar, me consta, y a tus amigos, aunque no los conozco apenas. Y sé que nos quieres porque cuando estás con nosotros nos disfrutas intensamente. Y ahora, a la caída de la tarde, te veo venir como un torbellino, con los brazos extendidos, gritando ¡Tiiiiiiiito! a pleno pulmón y arrollándome con un abrazo de oso amoroso y tus besos apretáos llenos de cariño, como siempre, la última en el cumpleaños de la abuela.

Sigue así Magüi, no seré yo quien te enmiende la plana, con los años uno aprende que cada cual tiene su camino y que no es necesario entenderlo, ni siquiera estar de acuerdo, y mucho menos intentar cambiarlo, solo hay que respetarlo y, como mucho, pasearlo cerca por si en un tropezón hay que echar una mano. 

Bueno Magüi, que tendrás mucho lío y ya está bien de entretenerte, solo quería que supieras de mi y que te quiero, sobri.

Un beso apretáo de tu tito Fernando. 



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