viernes, 27 de mayo de 2016

El Camión de la Basura

Camión de la basura de Playmobil

Mi casa es cálida en invierno y sofocante en verano, por lo que llegada la primavera hay que dormir con las ventanas abiertas para intentar mantener una temperatura medio adecuada para conciliar el sueño; y claro, todo lo que se menea por la calle hace ruido, sobre todo por la noche, que atruena. El que más, el que más, el camión de la basura.

Hace años, este inconveniente nocturno solo se producía una vez por noche: llegaba el camión con sus dos basureros enganchados a la trasera, paraba, le arrimaban los cubos, los descargaba y seguía su camino, total, un par de minutos escasos. Pero ahora, ¡Ay, ahora! el camión de la basura, a pesar de su ecológico motor, hace el mismo ruido que sus antecesores, pero además es automático, electrónico e inteligente, y sólo requiere del conductor para hacer su función (dos basureros, por camión, al paro)

Teoría de Grafos (o como trazar rutas eficientes)

Según va llegando a los contenedores soterrados -pero rodeados de indecibles e incontables porquerías-, el conductor, con un mando a distancia (imagino) pulsa el botón de apertura, a lo ¡Ábrete Sésamo! y toda la maquinaria empieza a crujir y rechinar en la tranquilidad de la noche, acompañando al propio ruido del camión y a la radio del conductor en una especie de batucada salvaje a las 0:45 de la madrugada.

Pero esta historia no daría para tanto lamento si no fuera porque el concierto se repite tres, y hasta cuatro veces por noche, ¿y eso?, pues porque después del camión de lo "orgánico" llega el de los "envases" y después o antes, el de los "cartones", y unos días sí, y otros no, el del "vidrio", que ese ya, para qué contar.

Ciudadano bien intencionado y mal recompensado

En fin, que está muy bien reciclar, que es magnífico el grado de automatización alcanzado por la ingeniería urbana, pero ya podía el ayuntamiento hacer algo también por sus ciudadanos: podrían descontarnos un porcentaje de la tasa de basuras que nos cobran, en compensación por cederles nuestros desechos convenientemente separados, podrían exigir a las contratas que los camiones fueran eléctrico-silenciosos y pudieran recoger todos los contenedores de una y no por sesiones, ¡Ah! y muy importante, que se repartan los horarios, y que le toque al alcalde el mío alguna vez. 

Muy interesante la Teoría de Grafos: Teoría de grafos aplicada al camión de la basura ¡Lo que se aprende en la red!

Ilustraciones: Internet

domingo, 22 de mayo de 2016

Estación de Canfranc. IV. Material Rodante

Coche de pasajeros 1

Coche de pasajeros 2

Pino entre vagones

Vagones de grano

Coche de pasajeros 3

Vagón de servicios

Vagón grúa 1

Vagón grúa 2

Simbiosis 1

Simbiosis 2

Coches de pasajeros

Coches cama

Coches cama. Detalle

Canfranero

Con la idea de conservarlos como un museo al aire libre, fueron llegando a Canfranc al principio de la década de los noventa, multitud de coches y vagones de todo tipo y época.

Algunos son propiedad de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles y otros de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías.

Desde entonces están en la vieja estación debido a la falta de espacio en las instalaciones que la AZAFT tiene en Zaragoza.

Por todo el recinto hay material rodante desperdigado y la naturaleza, la climatología y el tiempo, pero sobre todo los vándalos, han ido acabando poco a poco con él.

Hay coches de viajeros… de mercancías y Correos… vagones especiales de RENFE… y un vagón grúa de gran tonelaje.

Parte del material se trató de poner a buen recaudo en los muelles cubiertos de trasbordo de pequeña velocidad, pero sólo una de las vías es practicable porque la otra es de ancho internacional. Aún así tampoco se han librado de desalmados y grafiteros, y si bien están algo mejor que los que hay en el exterior, su aspecto es igualmente lamentable.

Hacer equilibrios dentro de estos vestigios esqueléticos para contemplar su interior o realizar una instantánea, resulta casi un ejercicio de funambulismo no exento de riesgo, pues los suelos son prácticamente inexistentes y lo poco que queda de ellos se desmorona con mirarlo. Ciertamente es triste constatar la poca cultura que tenemos para proteger y poner en valor mucho de nuestro legado histórico.

Fuente: Esperandoaltren.blogspot.com.es

miércoles, 18 de mayo de 2016

Estación de Canfranc. III. Depósito de Locomotoras

Rotonda y puente giratorio

Rotonda y cocheras

Puente giratorio

Taller. Detalle

Cocheras. 1

Cocheras. 2

Cuadro eléctrico

Cocheras. 3

Cochera. Detalle

Edificio dormitorio maquinistas. Fachada sur

Edificio dormitorio maquinistas. Detalle artístico...

Edificio dormitorio de maquinistas. Recogida de aguas...

Edificio dormitorio de maquinistas. Fachada norte


Uno de los edificios auxiliares más importantes de la Estación Internacional de Canfranc,  es el depósito de locomotoras de vapor, con suficiente espacio para albergar 12 máquinas y un taller. Había también en el recinto un depósito para locomotoras eléctricas pero fue demolido cuando se cerró el tramo francés.

El acceso se hacía a través de un puente giratorio y su construcción se llevó a cabo entre los años 1923 y 1925.

Los dormitorios de maquinistas estaban en dos edificios idénticos, uno para Norte junto al depósito de locomotoras y otro para Midi  en la zona norte de la explanada. El francés está prácticamente vacío y el español, que estuvo más tiempo en uso,  en la planta baja tenía oficinas, comedor, aseos, duchas y un pequeño almacén. En la superior una vivienda para una familia y dormitorios independientes para los maquinistas en tránsito.

Cuando monté mi maqueta de IBERTREN en escala HO, una de las piezas que por falta de espacio nunca puede incorporar, fue un puente giratorio y un depósito para las locomotoras; aquello habría sido la guinda del pastel para mi maqueta. Aún así, la disfruté mucho durante la época en que la tuve en uso, con toda una habitación (pequeña) dedicada a mi afición ferroviaria.

Fuente: Esperandoaltren.blogspot.com.es

martes, 10 de mayo de 2016

Estación de Canfranc. II. Accesos y Playa de Vías

Entrada al Túnel de Somport. Detalle de la fachada

Entrada a la playa de vías desde el túnel de salida hacia Jaca

Playa de vías

Túnel de salida en dirección a Jaca

Cambio de agujas

Aguada

Grúa puente

Grúa

Muelle de carga. 1

Muelle de carga. 2

Muelles de carga y andenes, español y francés

Escalera de acceso a muelle de carga

Muelle de carga. Detalle

Cocherón cubierto 

Todo en la estación de Canfranc estaba duplicado y los andenes de carga no eran una excepción. Los cuatro muelles descubiertos eran internacionales y estaban dotados de iluminación, grúas fijas, báscula y gálibo. Tenían una longitud de 100 metros cada uno y los del extremo sur, ahora ocultos por la maleza, estaban escalonados para el transbordo de ganado.

Para el servicio local de NorteMidi se construyeron dos muelles cubiertos de 50 metros de longitud. El francés no se volvió a utilizar tras el cierre de la línea y cada día está en peor estado. El español fue ampliado y reconvertido en cementera varios años después y pintado de verde, pero el destino ha sido el mismo: hoy está también abandonado.

Dos enormes hangares de 340 metros (de los 240 están cerrados y los otros 100 cubiertos) hacían las funciones de muelles de transbordo de pequeña velocidad tanto de la aduana francesa  de la española.

El pabellón postal, de 88 metros de largo, se encargaba de la gestión aduanera del correo que llegaba en los trenes franceses y españoles antes de ser transbordado. Su interior también se dividía en dos partes, correspondiendo la norte a la aduana española y la sur a la francesa.

Algunos años después se instaló una grúa puente sobre las vías de ancho mixto para facilitar las operaciones de transbordo.

El túnel de Somport.

En 1880 se firmó el tratado por el cual se establecían las características de la línea, la financiación del proyecto y la ubicación de las estaciones internacionales que harían las veces de frontera.

El 13 de febrero de 1885 Alfonso XII alcanzó un convenio con el Gobierno francés en París: ambos países cedían en alguna de sus pretensiones y se acordaba la construcción de dos pasos (Lérida y Canfranc)

Si bien de la línea se estaban encargando las dos compañías adjudicatarias, el tratado siempre contempló que la construcción del túnel correría a cargo de los Estados francés y español. 4.070 metros en Francia y 3.805 en España para una longitud total de 7878, estando la boca norte a una altitud de 1077 metros y la sur a una de 1196.

Pero hasta llegar a un acuerdo definitivo también fueron necesarios multitud de estudios y negociaciones para hallar una solución que contentara a los dos países. En un principio la idea era que cada nación tuviera una estación fronteriza unidas entre si por un pasillo internacional de aproximadamente 22 kilómetros que transcurriría a lo largo del valle.

Nuevamente por la parte española las razones militares estaban por encima de las técnicas, no queriendo el Ministerio de la Guerra que la boca sur de túnel estuviera por debajo de la cota de los 1300 metros.

Para complacer al Ejército, al ingeniero Joaquín Bellido se le ocurrió en 1890 que si la estación internacional española en lugar de en Villanúa se construía en el paraje conocido como Los Arañones, justo a la salida del túnel, ésta quedaría protegida por el fuerte del Coll de Ladrones y se evitaría el tan temido “pasillo internacional” a través del valle del río Aragón.

Por otro lado se estimó que, para evitar que el tráfico quedara interrumpido en invierno debido a las fuertes nevadas, las bocas norte y sur no podrían situarse por encima de los 1100 y de los 1300 metros respectivamente. Estas medidas resultaban del deseo de hacer una galería lo más corta posible pero sin comprometer el funcionamiento del ferrocarril.

A pesar de que el acuerdo de 1904 fijaba una estación internacional única que se levantaría en Forges d’Abel (Francia), en 1907 los técnicos franceses estimaron que no era viable económicamente por lo que se decidió que se trasladaría a Los Arañones. El 15 de abril de 1908 se ratificó en París el que ya sería acuerdo definitivo y que dio vía libre al comienzo de las obras de perforación.

En el lado francés el primer cartucho de dinamita se detonó el día 10 de octubre mientras que en el español la Sociedad Catalana de Crédito, empresa que había resultado adjudicataria, transfirió la contrata a la italo-bilbaína Calderai y Bastianelli y las obras no comenzaron hasta el 1 de enero de 1909.

La perforación fue avanzando con el paso de los años, en un principio a mano y posteriormente con perforación mecánica neumática, aunque al parecer en la parte española la roca resultó ser más dura que lo inicialmente previsto y continuamente se producían grandes filtraciones de agua, tierra y arena que llegaban a inundar las galerías hasta tal punto que los trabajos debían suspenderse temporalmente.

Además de las filtraciones otros elementos resultaban especialmente peligrosos para los trabajadores, que lograron paralizar las obras declarándose en huelga para exigir un salario justo y mejores condiciones de seguridad. Vagonetas perdidas, choques de los pequeños trenes auxiliares, explosiones de dinamita, desprendimientos y accidentes de todo tipo causaron multitud de heridos y decenas (no se conoce el número exacto) de fallecidos.

También se dieron numerosos casos de enfermedades respiratorias debidas principalmente a los bruscos cambios de temperatura que oscilaban entre los 20 grados permanentes en el interior del túnel y los 20 bajo cero del exterior en pleno invierno. En cualquier caso las obras siguieron adelante y con un error de tan solo 18 milímetros en la alineación (las nivelación y las distancias fueron exactas) se completó el calado del túnel a las 6 de la mañana del día 13 de octubre de 1912, momento en el que se encontraron las dos galerías de avance.

Poco después se empezó con el revestimiento de la bóveda y la construcción de la superestructura, terminándose completamente la obra el 21 de febrero de 1915.

Aunque el túnel es de vía única de ancho internacional y electrificada, la perforación se hizo para que también pudieran circular trenes (previo cambio del carril) de ancho ibérico. Con sus raíles cubiertos por una capa de tierra y asfalto, ahora únicamente se utiliza como acceso al Laboratorio Subterráneo de Canfranc y como galería de evacuación del vecino túnel carretero.

Las bocas norte y sur están en perfecto estado: parece que en cualquier momento podría llegar el tren.

Fuente: Esperandoaltren.blogspot.com.es

miércoles, 4 de mayo de 2016

Estación de Canfranc. I. Edificio de Viajeros

Inauguración. 18 de julio de 1928

Fachada del andén español. 1 

Fachada del andén español. 2

Fachada del andén español. Entrada al vestíbulo principal

Entrada a la estación por el andén español

Fachada del andén español. Vista desde el pueblo

Fachada del andén francés desde el Paseo de los Melancólicos. 1

Fachada del andén francés desde el Paseo de los Melancólicos. 2

Fachada del andén francés desde los muelles de carga. 1

Fachada del andén francés desde los muelles de carga. 2

Fachada del andén francés. 1

Fachada del andén francés. 2

Fachada del andén francés. Detalle. 1

Fachada del andén francés. Detalle. 2

El edificio de viajeros de la Estación Internacional de Canfranc fue diseñado por el ingeniero alicantino Fernando Ramírez de Dampierre en un estilo, que va desde el Clasicismo al Art Noveau, pasando por el Modernismo y el Art Deco.

Su grandiosidad responde al deseo del Gobierno Español de que la estación se convirtiera en un escaparate que mostrara a Europa la seriedad, solvencia y modernidad del país.

En 1921 comenzaron las obras en la parte central de la explanada de Los Arañones, justo a la salida del túnel de SomportRamírez de Dampierre murió antes de ver terminado su proyecto, que se encargó de continuar el bilbaíno Domingo Hormaeche, quien no dudó en hacer ciertas modificaciones estructurales que confirieron al edificio una mayor durabilidad. La principal novedad constructiva aportada por el vasco fue la estructura de hormigón armado y la cubierta, ahora sustituida, y que originalmente fue de pizarra. Piedra, hierro y cristal terminaron de dar forma a un edificio que ocupa una superficie de 3.012 metros cuadrados y que se distribuye verticalmente en tres alturas.

Con una longitud que oscila según las fuentes entre los 241 y los 246 metros, tiene dos fachadas iguales y simétricas, correspondiendo la exterior al andén español y la interior al francés.

A cada lado hay 75 puertas que daban acceso entre otras a las dependencias de las compañías ferroviarias Norte de España y Midi Francés, a las aduanas francesa y española, al telégrafo y a las dos oficinas de correos, al restaurante y a la cantina, al servicio médico, al Banco de España y al gran vestíbulo. Éste, con una altura de 25 metros, ocupa la parte central del edificio y en él se vendían los billetes y se atendía a los viajeros en unas espectaculares taquillas de madera. También estaban allí la oficina de cambio, la biblioteca y las entradas a la cantina, a la sala de equipajes, a las salas de espera, al restaurante y al Hotel Internacional.

La plantas segunda y tercera además de las habitaciones del hotel albergaban diferentes oficinas que no requerían acceso público, y viviendas para 30 familias. 365 ventanas, se repartían por todo el edificio,“tantas como días tiene un año” como aseguraba la propaganda.

El complejo ferroviario fue durante muchos años el más monumental del país, aunque la leyenda lo situaba ya por entonces como la segunda estación de ferrocarril más grande de Europa, sólo superada por la de Leipzig, la realidad era que existían otras estaciones mayores, pero no resulta menos cierto que la Estación Internacional de Canfranc era un verdadero palacio con tejados de pizarra, escaleras de mármol y apliques art decó. Su construcción exigió diez años de obras y obligó a modelar la ladera del monte con muros de contención y 2,5 millones de árboles, en su mayoría pinos silvestres, para frenar la erosión y evitar así el riesgo de derrumbes y avalanchas de nieve.

A última hora se añadió en el lado sur una pequeña caseta de aseos para que los viajeros que esperaban al tren no tuvieran que perderse por el edificio principal. Por supuesto también estaba dividida en dos: una mitad española y otra francesa.

Normalmente el edificio de viajeros de una estación se sitúa con una fachada de cara a la población haciendo las veces de entrada y la otra como acceso a vías y andenes. Pero el caso de Canfranc es excepcional al necesitar vías en ambos lados, unas de ancho ibérico y otras de ancho internacional. Además, durante los transbordos, el propio edificio hacía las veces de paso fronterizo, por ello el edificio de viajeros de la estación de Canfranc estaba “aislado” y para acceder a él desde el pueblo fue necesario construir un paso subterráneo que partía del pabellón acristalado que hay a la entrada del complejo y que desemboca en el centro del vestíbulo.

Las instalaciones destinadas al tráfico de viajeros se terminaron de construir en enero de 1925 pero aún deberían esperar tres años para poder ser inauguradas. El 17 de mayo de 1928 un tren en pruebas cruzó por primera vez el túnel de Somport, algo que fue celebrado con alborozo a su llegada a la estación. La línea se abrió al tráfico de manera oficiosa el 11 de julio de 1928 con la llegada del primer tren desde territorio francés y una semana más tarde, el día 18, el Rey Alfonso XIII y el Presidente de la República Francesa Gastón Doumergue inauguraban oficialmente la Estación Internacional.

El tren que transportaba a la delegación española llegó a las once de la mañana mientras que el francés lo hacía un cuarto de hora más tarde. Después de la revista a las tropas por parte de ambos mandatarios y de una reunión en el interior de la estación, se celebró un banquete para 300 comensales en un comedor improvisado en lo que posteriormente sería el servicio postal. A la hora de los brindis el monarca español no dudó en declarar que “los Pirineos ya no existirán más” aunque el tiempo se encargó de desmentir en numerosas ocasiones dicha afirmación. Posteriormente la comitiva se subió al tren francés y juntos cruzaron el túnel en dirección a Forges d’Abel.

Hasta aquí el relato relativo al edificio de viajeros de la Estación Internacional de Canfranc, y que he construido a partir de los contenidos del blog Esperandoaltren.blogspot.com.es, de Wikipedia.org y de Elcorreo.com. Desgraciadamente no puedo ofrecer imágenes de las diferentes estancias del edificio porque el acceso es restringido y además sólo por ciertas zonas, aunque no creo que haya cambiado mucho desde la primera vez que accedí libremente a su interior en el año 2001, y me impresionó tanto destrozo, inmundicia y abandono de aquellos majestuosos espacios. Al menos el envoltorio conserva la grandiosidad de sus buenos tiempos, aunque en sucesivas entregas veremos el estado en que se encuentran el resto de instalaciones del complejo ferroviario de Los Arañones.